Se conoce como tratamiento de aguas residuales a los distintos procesos relacionados con la extracción y control sanitario de los productos de desecho arrastrados por el agua, procedentes de nuestros hogares, de las industrias y del agua de lluvia.
Cuando las personas usamos el agua potable, ya sea en nuestra casa, oficina o en la industria, la mayoría de las veces se convierte en agua residual y/o de drenaje, ya que contiene restos de comida, aceites, productos para la limpieza y químicos (agua mixta). El origen, composición y cantidad de los desechos están relacionados con los hábitos de nuestra vida.
Los métodos que se utilizan en las Plantas de Tratamiento de aguas residuales en la Ciudad de México, pueden ser químicos y biológicos. El tratamiento químico implica operaciones en las cuales la remoción o tratamiento de los contaminantes se realiza mediante la adición de reactivos al proceso que llevan a cabo diferentes reacciones para tratarla.
En los procesos biológicos la materia orgánica es utilizada como alimento por los microorganismos presentes en los tanques de aireación o reactores biológicos. La intención es separar mediante procesos de sedimentación la materia orgánica para clarificar el agua, el oxigeno que se le inyecta también ayuda a que los microorganismos disminuyan este tipo de compuestos orgánicos.
Una vez clarificada el agua tratada se pasa por filtros de arena, grava y conglomerado para retirar el mayor número de partículas suspendidas y finalmente pasa a un proceso de cloración para ser agua tratada.
Finalmente, los sólidos biológicos segregados, también conocidos como lodos o subproductos del tratamiento del agua residual, que están combinados con bacterias, son reutilizados para los procesos futuros de tratamiento de agua residual, una vez concluida su vida útil se estabilizan y neutralizan antes de su disposición final en un relleno sanitario o la reutilización como mejoradores de suelos.